jueves, 10 de noviembre de 2011

Visto y oído al pasar

Ayer durante el trabajo, vi como una mami caminaba empujando el carro de la compra mientras observaba a su pequeño de un año dando pasitos rápidos a su lado. Ella paró frente a la panadería, pero él (que estaba entretenido mirando sus propios pies al andar) terminó por frenar contra el carro. Se dio un coscorroncete, un culetazo y un buen susto. Enseguida estiró los brazos hacia su madre y se puso a llorar.
Supongo que las cosas se ven diferentes cuando no te suceden a ti, pero estoy convencida de que yo no habría actuado como aquella madre. Tuve la tentación de ir a ayudarle a levantarse, pero no lo creí conveniente, aparte supuse que su madre lo haría, pero en lugar de ir a consolar a su pequeño que tenía mas que un golpe un susto en el cuerpo, se agachó a su lado y le dijo: "Ains... ¡mira que eres tonto! si es que no miras por donde vas y así te pasa lo que te pasa... cuándo aprenderás...".
Cuando veo situaciones así me pregunto si no se darán cuenta de que están hablando con un bebé, o si no ven que en aquel momento ese pequeño solo necesitaba el consuelo de su madre. Si hay personas capaces de desaprovechar así una situación perfecta para un cálido abrazo, ¿qué podemos esperar de esos niños en el futuro? Si les faltan esos roces de cariño...
Tal vez exagero mucho las cosas, quiero pensar que la situación fue solo algo ocasional, pero me hace pensar en si le damos el cariño suficiente a nuestros hijos. Tengo muchos recuerdos de mi infancia en los que o mis padres o mis hermanos me estaban colmando de mimos, y puede que yo sea especialmente mimosa, pero esos recuerdos son muy gratificantes para mi.
Trato de hacer lo posible para que mi hijo vea que puede acudir a mi cuando lo necesite, cuando se caiga, cuando tropiece, cuando quiera reírse o simplemente cuando necesite un abrazo. Espero que mi hijo aprenda la importancia del cariño, y que no tema a mostrarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario